Soy madre, hija y sobre todo, soy mujer…y practico Yoga. Mujer y Yoga.
Las mujeres trabajamos, organizamos y cuidamos de nuestra familia, queremos estar informadas y formadas, además de en forma…jejeje…tenemos unas mentes llenas de “deberías” y obligaciones.
Debería hacer más deporte…
Debería adelgazar o quitarme esto y lo otro…
Debería leer esto y lo otro…
Aprender o mejorar este o aquel idioma…
Debería, debería, debería…
Además de todas las obligaciones: la compra, los niños, el pediatra, el dentista, el inglés, los libros, las tareas organizativas, la limpieza…ahahahhaa…y el propio trabajo…aaahhh
Presión social
La presión social que acompaña a estos “deberías” hace escalar el nivel de estrés de las mujeres. Expectativas sociales, familiares o profesionales. Muchas expectativas sobre la espalda de las mujeres. Muchas limitaciones y prejuicios en nuestras propias cabezas, alimentados por generaciones de mujeres. En la cabeza quedaron ese tipo de cosas donde “la mujer debería hacer esto y lo otro, o no hacer esto y aquello”.
Hoy en día, muchos de estos prejuicios inculcados en la mente femenina se han ido echando por tierra gracias a la labor de los movimientos feministas y al ejemplo de mujeres valientes que se atrevieron a contradecir y desterrar muchos de esos prejuicios inculcados.
Esta mentalidad de “debería” nos conduce a una rigidez mental, a través de limitaciones autoimpuestas y creencias sobre lo que se espera de nosotras, en lugar de explorar nuestros propios deseos y necesidades, concediéndonos un espacio de libertad y autorespeto.
Todo ello conduce a una especie de estancamiento o ahogo personal, donde actuamos de manera incongruente con nuestros verdaderos valores y deseos auténticos, lo que resulta en una falta de autenticidad en nuestras vidas.
La mentalidad de los «debería» alimenta el autoenjuiciamiento y la autocrítica, donde las mujeres se sienten constantemente insatisfechas consigo mismas porque no cumplen con las expectativas autoimpuestas y también las heredadas.
Para luchar con esta mentalidad castrante y estresante hace falta erguir banderas y defender territorios personales. Hace falta valentía y autodeterminación, afirmar los pilares de los propios derechos y defender el libre pensamiento.
Alternativas saludables: Mujer y Yoga
Y como alternativas saludables a tantas generaciones de autoflagelación podríamos trabajar la autoaceptación, enfocarnos en el presente y en lo que realmente importa, y establecer límites claros con las expectativas externas.
Y llegado este punto deberíamos entender que el Yoga no debería ser, un “debería” más. Un lugar obligado para sentirse fit y cumplir objetivos, un deber más marcado en el calendario.
El yoga podría constituirse en un refugio donde poder conectar con el cuerpo y la mente, un espacio de privacidad y auto conocimiento, de perdón y de restauración, un momento de calma y de individualidad. Dejando los “deberías”, los prejuicios, las obligaciones y los mandatos de generaciones familiares en el vestuario, para conectar únicamente con una misma.
El yoga, en tu antideslizante, en tu momento apropiado y de una manera adecuada para las necesidades de tu cuerpo y mente en ese momento y lugar, se convertiría en tu fuente de salud, conexión y desconexión. El contacto con tu verdad, con tu individualidad y tus necesidades reales, no impuestas ni autoimpuestas. Dejando nuestras batallas, máscaras y deberías a un lado, para encontrarnos con nosotras mismas “al desnudo” y poder conectar con nuestra verdadera esencia.
Practicar Yoga para la Salud, Yoga para la Mujer, entender nuestros ciclos y altibajos hormonales, tratarnos con amor y adecuar nuestra práctica a nuestras necesidades, es de vital importancia cuando queremos convertir el Yoga en lo que realmente es: un instrumento de salud y bienestar a nuestro favor, un recuentro con una misma y con nuestras propias necesidades, un mayor y mejor autoconocimiento.
Hari Om Tat Sat
(Inspired by Judith Hanson Lasater and her thoughts)