Me preguntaban esta mañana ¿Es tan emocionante viajar a India para una yogui?
Joer…¡Qué pregunta!…SÍ LO ES.
El país del dharma…
…el Bhagavad Gita, el YOGA, los Veda, el Advaita Vedanta, los rishis, los gurus… Además del país de los colores, los olores, los contrastes, las grandes distancias y los antiguos trenes, los rickshaws, las vacas sagradas, la población respetuosa, sonriente…los templos, los ríos y naturaleza sagrada, las grandes montañas, los elefantes y los monos, la ingenuidad y la belleza, los piercing, los saris, los masajes y el Ayurveda. Un país religioso y respetuoso. Hasta hace muy poco un país absolutamente seguro.
La velocidad y el griterío y detrás de una verja, el silencio de un Ashram, el espacio sagrado de Ramana Maharashi donde la meditación es la mejor de las sustancias, el encuentro con Amma y la pobreza, la enfermedad, la ayuda humanitaria, el proyecto Vicente Ferrer y los voluntarios que no descansan en años ni un día.
Me recuerdo sentada en el suelo dentro de una tienda con un rishi en los Himalayas, en la base del glaciar donde nace el Ganges en Gomuk. La tienda asfaltada de alfombras, música de sitar y el recogimiento y la calidez interior que convivían con las ratas circundantes. Un espanto o no, según se mire.
La sencillez y hospitalidad…
…de las casas inauguradas por el Proyecto Vicente Ferrer, los niños que mueren por picaduras de escorpiones, las aguas sucias, la salubridad por la que se preocupa Amma. La naturaleza poderosa que se adueña del territorio humano y el humano que lucha por su integridad, por su dignidad, por su alimento.
India es una maravilla…
…para los ojos que ven, los ojos adiestrados, los ojos que no tienen pupila. India es enseñanza y aprendizaje, conexión con la vida, con lo básico. Pero si quieres lujos, también los hay.
India es abrirse al paladar, a lo nuevo. Es abrirse a los sentidos. Y sobre todo es abrirse al momento presente, en ningún lugar mejor…o quizás, con más crudeza o frescura que en los demás lugares. Conectar con tu Ser es más fácil en un entorno tan diferente y tan impregnado de espiritualidad. Pura Vida.
Con esto no quiero decir que no existan otros lugares, o incluso, que los lugares no existan, porque cada uno vive y refleja lo que lleva dentro, en India, el Congo o Tegucigalpa. Pero para mí India tiene una calidez, una familiaridad, un acogimiento que no me sucede en otros lugares tan lejanos o más cercanos. Sin ir más lejos, pongamos que hablo de Madrid (recordando al gran Sabina).
Os recuerdo que este verano nos vamos a India de nuevo…jejeje…siiiiiiii….y que todos estáis invitados a embarcaros en este viaje.
Hari Om Tat Sat